Lina María Pérez C
Safe Haven Counselling

Entendiendo EMDR a través de la metáfora de la muñeca Matrioska
Piensa en tu vida como una matrioska: un conjunto de muñecas anidadas, cada una representando distintas capas de tus experiencias, emociones, sensaciones y creencias. A menudo te fijas en las capas externas: tus pensamientos, comportamientos y sentimientos cotidianos. Lo que sucede es que las experiencias desafiantes o traumáticas que estás viviendo son una manifestación de las muñecas más pequeñas que habitan en el centro: bien guardadas, pero aún influyendo en todo lo externo.
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Según el modelo de Procesamiento Adaptativo de la Información (PAI) de Francine Shapiro, una experiencia de sufrimiento o un trauma no resuelto puede dejar estas "muñecas centrales" estancadas. Esto ocurre porque se altera la capacidad del cerebro para procesar e integrar recuerdos dolorosos. Cuando esto ocurre, puedes sentirte abrumada(o), ansiosa(o) o estancada(o), incluso si la causa exacta resulta difícil de identificar.
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La terapia EMDR funciona como abrir con cuidado esas muñecas anidadas, una a una. Comenzamos por lo que sucede ahora —quizás pensamientos o emociones angustiantes— y utilizamos la estimulación bilateral , es decir, movimientos oculares guiados, para ayudar a nuestro cerebro a reprocesar las capas más profundas y ocultas del pasado. Este proceso activa el sistema de curación natural del cerebro , transformando esos recuerdos arraigados en información adaptativa. Como resultado, los recuerdos ya no están ligados al dolor ni a la angustia, sino que se integran en la historia de tu vida, llevándola con fuerza y resiliencia.
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En "El Cuerpo Lleva la Cuenta", el Dr. Bessel van der Kolk enfatiza que las experiencias dolorosas y el trauma no solo se almacenan como recuerdos en nuestra mente, sino que también se registran como emociones y sensaciones en nuestro cuerpo. La terapia EMDR cierra esta brecha entre la mente y el cuerpo, ayudándote a procesar los efectos emocionales y físicos de las experiencias de sufrimiento y trauma. El objetivo no es ni escarbar ni borrar el pasado, sino transformar cómo te afecta para que esas muñecas interiores se sientan más ligeras y se conecten de manera más armoniosa con el todo.
Una vez integradas las muñecas, las capas externas pueden empezar a transformarse. Es posible que notes que la ansiedad se desvanece, que las dudas se calman y que te sientes más arraigada(o) en tu vida diaria.
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El objetivo de EMDR no es borrar el dolor ni eliminar la historia, sino ampliar tu capacidad de sentir y de relacionarte de manera distinta con aquello que antes parecía automático y limitante. A través del procesamiento, los recuerdos dejan de ocupar un lugar que te encierra o te desregula y comienzan a integrarse en un espacio interno más amplio, compasivo y disponible.
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Desde este lugar, la libertad no está en que el pasado desaparezca, sino en nuestra capacidad de sostenernos ante él: de habitar el cuerpo como un territorio propio, soberano y sagrado; un territorio donde sentirnos y estar con nosotras(os) mismas(os) se convierta en un refugio seguro, y donde los recuerdos, incluso los difíciles, puedan transformarse en guía, significado y conexión.
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Con EMDR, no desplazamos ni descartamos ninguna parte de tu historia. Lo que hacemos es reconectarte con tus capas de fortaleza, resiliencia y belleza, para que puedas cargar con tu pasado desde un lugar de mayor paz, presencia y agencia, en vez de desde el dolor que antes te limitaba.
Referencias:
Shapiro, F. (2012). Superando el pasado: Toma el control de tu vida con técnicas de autoayuda de la terapia EMDR. Rodale.
Van Der Kolk, BA (2014). El cuerpo lleva la cuenta: Cerebro, mente y cuerpo en la sanación del trauma. Viking.